Algo así como las 7 de la tarde del sábado, Rafa estaba un poco exaltado (aunque el niegue que no se exalta, que no se estresa etc., ya tengo totalmente identificada sus reacciones jejeje ;)) se movía por su casa, me mostraba su ropa, la luz mala en la cocina y nos sentamos a hablar (todo esto en 5 minutos, estaba muy emocionado). Llamamos a Braulio, a Hans; conversamos, pero la maldita ansiedad que a ambos nos quemaba por dentro no nos dejaba tranquilos.
Rafa, se fue a vestir, yo por mi parte hice lo mismo. Al terminar y aun sin verme frente a un espejo me analicé, me sentí como auxiliar paramédico, bueno en realidad cada uno parecí algo que no encajaba mucho. Claro, excepto rafa, que al ponerse su sombreo, con su camisa guayabera y su pantalón de lino blanco, parecía al licenciado Guzmán que iría a sus cafetales a golpear a sus esclavos por feos. (A Hans y Braulio trate de buscarles un parecido a algo, pero solo eran Braulio y Hans vestidos de blanco). En fin, siguiendo con la ansiedad molestando como pebre mal hecho, que repite y repite, nos tomamos un ron cola, al rato llegaron Carrie y Mister B, justo en ese momento la ansiedad se me fue a la shit, traían una cara de culo, preferí callar. Rafa se apuro en copetearlos lo cual sirvió mucho. Ya compuestas sus caras, con 2 ron cola corriendo por el cuerpo y la ansiedad repuesta, partimos en busca del árbol del amor (existirá algo así en realidad?). Posterior a unos 20 minutos de viaje, un estacionamiento equivocado, un flaite que pedía entradas y rafa corriendo por independencia para llegar (ojo, pero no estaba ni exaltado ni ansioso), veo la estación Mapocho y el ejercito de seres blancos, todos en busca de descubrir lo mismo…
Ya dentro y corriendo tras Rafa, pasamos mas y mas gente de blanco, aun sin analizar nada, solo corría como si un fucking imán me atrajera. Se escuchaban los primeros bits, el sonido electrónico y el ultra bajo que nos hacía saltar.
Vimos el acceso, cruzamos el mar de gente y entramos. Una extraña sensación (cuidado, no sensation) me puso la piel de gallina, mire a mis amigos y al parecer sintieron lo mismo que yo, sus miradas perdidas observaban el lugar, al parecer también tuvieron la extraña sensación. Ron Carroll sonaba, y la música tomo nuestros cuerpos y nos mezclamos entre el mar de gente que se movía al compas de cada bit. No había hombre ni mujer que no estuviera producido, todo el mundo por muy feo o fea que fuese, esa noche era bello. Por un momento sentí que estaba en alguna fiesta extranjera, pero a ratos, entre el mar de bellas personas, aparecía el moreno amapuchado para recordarme que estaba bailando en la rivera del rio Mapocho.
El espectáculo lo encontré bueno, no sé si fue porque a lo mejor las luces, los fuegos artificiales, los chorros de agua, el fuego los golpes en la cara de humo con hielo seco picado, me tenían demasiado hiperventilado como para analizar la situación con cierta objetividad, pero la puesta en escena era más de lo esperado. También creo que alguno de los rayos laser paso por mi nervio óptico directo al cerebro y activo algo, no sé qué, y quizá me volvió tierno (no creo…) por un rato, pero no me sentía contra el mundo, ni siquiera parte de él, si no que no sentía nada, o más bien no me importaba nada, me di vuelta y bajón!! Cueeek!!! Caras de nalgas de 3 metros (cada cual sabe).
No sé si habar sido el ron cola, el red Bull, el agua mentolada, el té con guayaba, el cigarrillo de mala marihuana, la cerveza, la bebida, la deshidratación o el olor del Mapocho, que me tenían en un estado catarquico de amor!!! (shhhhhh!!!!))) Adiós todos las trancas!!! Bienvenido el amorshhhhhh!!!! Todos disfrutaban, vivían su propio mundo, el papel brillante empezó a caer, parecían estrellas que caían queriendo cumplirle los deseos a todos. Me moría de ganas de abrazar (te), pero perro control!!! Anula sistema límbico!!! Para calmarme un poco.
Entre tanto entrar y salir analice el lugar, ese extraño “árbol” del amor, para mí era como una neurona, y bastante motora, con sus axones hacia el techo, sus ganglios ordenándonos bailar, y sus dendritas repartidas hacia cada uno de los presentes, comunicándonos y motivándonos para no parar.
Que star guitar!, que cucurrucu cucu! Ron Carroll sin duda fue lo mejor de la noche, Marco V, Junkie XL, Sebastián Ingrosso y Monika Krausse, nos hicieron saltar como monos, sudar como caballos y gritar como perras. Marco V y Junkie XL, bajaron un poco el ambiente muy acelerado y caliente que había dejado el negrito juguetón. El megamix nos volvió a acelerar a todos otra vez, pero el que me mato y me dejo mas imbécil de lo que soy, fue Ingrosso, no solo por sus mezclas de canciones conocidas, si no por que termino con la canción que me acompaño todo el último periodo de clases del semestre pasado, viva la vida de coldplay que forma parte especial de la discografía mental que llevo conmigo, lo mejor fue que Rafa me acompaño bailando esa canción, como cabareteras, pierna arriba, pierna abajo. Especial mención merece Monika Krausse (Mónica cruz) que con su única base repetitiva y mal mezclada nos hizo tomar la decisión de abandonar el lugar (su nombre me parece muy curioso es como el de una vecina, algo así como la Dj Judith Castillo, que mezcla después de preparar sus lentejas para no perder la costumbre.
Imagino lago así hace 40 años atrás, o como seria todo ahora si esto hubiese ocurrido en ese tiempo. Imagino unos hippientos y sus amigos (mis papás), con sus voladas en el cajón del Maipo, (a las que asistí alguna vez en mi infancia) saltando y bailando al compas de tambores guitarras, marihuana y alcohol, dando vueltas en el pasto con los pies descalzos, su ropa sacada de algún baúl, sus cabellos descuidados, agradeciendo a la tierra, los arboles, mirando el espectáculo estelar que les ofrecía el cielo nocturno. Creo que viví casi lo mismo, con la diferencia de que todo era producido y estético, pero igual de bello. Lo cual me agrado y mucho. Creo que fue un buen momento, a lo mejor me estoy yendo mucho en volada (escucho chemical brother mientras escribo) tampoco es que el evento marcó y cambio mi vida o que se sho, pero el ambiente era demasiado extraño (en buena) que creo que me costara olvidarlo un buen rato.
Ya en casa, con unos dos kilos menos, mis pies que aun marcaban los bits, mi corazón latiendo ahora más lento, con un litro de agua ingerido a la fuerza, y recostado en la cama, me sentí mas tranquilo y feliz, por el buen momento que viví, por la gente con que compartí, y porque al fin te abracé.
detalle, en la foto nos vemos muuuuy bien, jejejeje....
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